¡Buenas!
Como ya sabéis, quería hacer de este un espacio en el que hablar de mis primeros pasos en el mundo de la enfermería. No sé siquiera a quién escribo exactamente, si a mi yo del pasado, a mi yo del futuro para que lea esto y piense en lo tiernecita que era, si a enfermeros que estén a punto de terminar la carrera.. No lo sé, pero me apetece, así que aquí estoy.
En esta entrada me gustaría hablaros del que ha sido mi primer examen EIR, la convocatoria 2017/2018.
Para comenzar eta historia debemos retornar al pasado, a una tierna pipiola en cuarto de carrera. En el último año de universidad lo único que te apetece es que te suelten al mundo y hacer cosas, y la verdad es que no te apetece ir a la universidad a una reunión de algo que posiblemente no te interese. Pero una, que siempre ha sido muy responsable, pues va.
A nosotros esta charla nos la dio una empresa de oposiciones concreta, de la que no voy a dar nombres porque la verdad, no tengo ningún tipo de interés. De esta empresa sólo puedo deciros que hay gente que está muy contenta y otros que no tanto, pero que depende como todo de la situación personal.
De las situaciones personales me gustaría hablaros, no sé si de forma transversal en todos los post o dedicando sólo uno, porque hay tantas cosas que forman la situación personal y tantas formas en que esta posición condicionan la futura enfermera que voy a ser yo y la futura enfermera que será cualquier otra compañera que sinceramente, ahora mismo no sabría muy bien por dónde empezar.
Como iba diciendo, a nosotros del EIR (examen de acceso para ser Enfermera Interna Residente) nos habló una empresa en concreto, ya que el calendario de estudio se inicia cuando aún estamos en calendario lectivo universitario, marzo u abril dependiendo del año. Nos dijeron que el trabajo estaba muy difícil, que no íbamos a poder trabajar recién acabada la carrera y que nuestra mejor opción era prepararnos una oposición. Nos dijo también que cada vez se van a valorar más las especialidades de enfermería, y que sólo podremos acceder a determinados servicios si somos especialistas. Que por un módico precio de cuatro cifras ellos se ofrecían a solucionarnos la vida.
Toma ya. Aquí entran las situaciones personales. La que quiera ser matrona, lo siento pero tira para EIR porque no te queda otra. El resto, nos lo pensamos, supongo que más de una hablaría con su familia como hice yo. Las familias que se pudieran permitir las cifras en cuestión supongo que lo valorarían, yo hice así un cálculo rápido y me llegaba el agua al cuello, así que lo descarté.
Muchas amigas mías empezaron la academia, no recuerdo sin en marzo o en abril. Bastante contentas porque aprendían mucho, pero agobiadas por las prácticas, el trabajo de fin de grado y la academia. Yo tan feliz y sin prisa. Hasta que me empezó a picar el gusanillo. ¿Y si sí?
Siete meses después Carmen estaba haciendo su examen EIR (lo sé, es un poco creepy, pero a veces te ríes hablando de ti misma en tercera persona). El camino de las compañeras que decidieron pagar la academia y el mío fue bastante distinto. Dentro del grupo de la academia rápidamente se hicieron a su vez tres: los que se fueron, los que se quedaron por estar con algo y los que realmente se propusieron sacarse la plaza. Yo decidí probar a ver qué pasaba.
Ellas tenían un temario proporcionado por la academia, simulacros de examen con correcciones detalladas y un año por delante. Yo tenía apuntes de internet completados con los de la carrera. Obviamente, aquí está la diferencia entre pagar y no pagar. Lo digo sin ningún tipo de acritud, ojalá yo hubiera podido permitírmelo. Qué lástima aquellos que se lo pudieron permitir y no lo aprovecharon.
He de decir que yo tuve mucha suerte. Tuve compañeras de carrera que me ayudaron mucho y me explicaron todo aquello que no comprendía, aparte de alguna que otra ayuda. Y en general he quedado más o menos como pretendía quedar. Muy bien, si piensas que ya tenía hecho el cuerpo de no aprobar. Compañeras y compañeros que iban a la academia por pasearse han sacado menos nota, otros que han estudiado se han quedado a las puertas. Porque desgraciadamente, también hay que tener suerte.
Esto es sólo un poco de historia para que veáis todo lo que rodea la decisión de estudiar o no una oposición. El EIR es opcional, pero cualquier enfermera que quiera trabajar en lo público va a acabar opositando antes o después.
También necesito decirle a alguien que no podemos creernos todo lo que nos dicen. Es cierto que el trabajo está muy difícil, pero sólo si no quieres dejar las comodidades. Hay compañeras mías que se han lanzado a la aventura y llevan casi un año sin parar de trabajar.
Era totalmente falso que no íbamos a trabajar recién acabadas, todas las enfermeras de mi promoción trabajamos el mismo año que salimos, en lo público o lo privado según gustos de cada una. Al menos en verano, hay algunas afortunadas que siguen. Y más falso aún es que una academia vaya a salvarte la vida. Pueden ayudarte, pero el estudio y el trabajo es tuyo y de nadie más.
Sin embargo, si veo el estudio del EIR como una forma de aprender, de repasar y ampliar conocimientos adquiridos en la carrera. Lo veo una forma de practicar para futuras oposiciones y una oportunidad de trabajar dos años seguidos en el mismo servicio.
Así que en vista de todo esto, os dejo, voy a empezar a estudiar para el EIR 2018/2019. ¡Deseadme suerte!
PD: La foto es como no de Enfermera en apuros, que la gente flipa cuando digo que existe el merchan de enfermeras, pero si no fuera por ella no sé qué llevaríamos algunos en el hospital.
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